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Capilla de los hermanos en Copiapó |
Cada
año luego de la Solemnidad de Pentecostés retomando el Tiempo Ordinario, la Iglesia celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad contemplando el
misterio central de su fe y de la vida cristiana. A lo largo de la historia de la Salvación el Dios cristiano se dio a
conocer no como un Dios solitario sino como un Dios que en sí mismo es
relación, comunión, familia (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Esto lo había entendido muy bien san Agustín
que hablando de la Trinidad decía que el Padre es el amante, lo que ama el
Hijo; el Hijo es el amado, lo que es amado por el Padre, y el Espíritu Santo es
el amor entre los dos.
En
esta historia de la Salvación primero se ha manifestado el Padre cuando crea el mundo,
cuando elige Abraham y en él el pueblo de Israel, cuando envía a su Hijo para
la salvación del mundo; el Hijo se ha manifestado en modo especial en el
tiempo de la redención, encarnándose y como hombre compartiendo en todo nuestra
humanidad aparte el pecado, hasta la muerte de cruz; el Espíritu Santo se ha manifestado
en modo especial en el tiempo de la Iglesia como don del Resucitado que sigue
su misión guiando los discípulos y la Iglesia a lo largo del tiempo hasta el
fin del mundo. También si estamos acostumbrados a contemplar el actuar del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en
tiempos diferentes de la historia de la salvación, desde siempre ellos actúan
juntos. La revelación más alta del Dios Trinitario cristiano se dio con la
venida del Hijo porque Jesús con su palabra, persona, modo de actuar, nos ha
revelado el rostro del Padre como un Padre bueno y misericordioso y, al mismo
tiempo nos ha hablado del Espíritu Santo como el Paráclito, el Defensor, el
Consolador, el Abogado, el Espíritu de verdad.
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Santísima Trinidad (Rupnik.web) |
La
Sagrada Escritura nos enseña que el Dios Trinidad todo lo que ha creado lo ha
creado por amor, y en modo especial el hombre hecho a “imagen y semejanza” del Creador. Solo el ser humano fue creado con un privilegio único: Dios crea al hombre
para que pueda participar de esta relación íntima de amor que Dios vive en sí
mismo. Esta realidad Jesús la da a conocer a sus discípulos en modo
especial la noche de la última cena cuando invita a sus amigos íntimos a permanecer
siempre en Él, como Él permanece en el Padre explicando esta íntima unión mediante la linda imagen de la vid y de
los sarmientos. En este sentido un ejemplo sublime lo tenemos en la Virgen
María y en la relación especial que ella tuvo con la Trinidad. María, creatura
humana como nosotros también pero preservada del pecado original, por designio extraordinario
de Dios tuvo la gracia de ser hija de Dios Padre como cada uno de nosotros, de
ser Madre del Hijo de Dios y de ser esposa del Espíritu Santo. Si esto estuvo
un privilegio único, irrepetible por María, la invitación a una vida de
comunión con Él, el Señor la hace a todos sus hijos. Pero Jesús nos ha enseñado
también que el participar de esta relación, comunión del Dios Trinidad no es
algo de automático. A la invitación de Dios debe seguir nuestra respuesta que
nosotros actuamos en la medida en que vivimos diariamente los compromisos de
nuestro Bautismo.
Paz y bien.
Fray Fabio MAZZINI
Oración
al Dios Altísimo (San Francisco de Asís)
Tú eres santo, Señor Dios
único, que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres
grande, tú eres altísimo.
Tú eres rey omnipotente, tú
eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres trino y uno, Señor
Dios, todo bien.
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Frailes de Copiapó en momento de adoración |
Tú eres el bien, todo bien,
sumo bien, Señor Dios, vivo y verdadero.
Tú eres caridad y amor, tú
eres sabiduría.
Tú eres humildad, tú eres
paciencia, tú eres seguridad.
Tú eres quietud, tú eres
gozo y alegría.
Tú eres justicia y
templanza.
Tú eres todas nuestras
riquezas a satisfacción.
Tú eres hermosura, tú eres
mansedumbre.
Tú eres protector, tú eres
custodio y defensor.
Tú eres fortaleza, tú eres
refrigerio.
Tú eres esperanza nuestra,
tú eres fe nuestra.
Tú eres la gran dulzura
nuestra.
Tú
eres la vida eterna nuestra, grande y admirable Señor, Dios omnipotente,
misericordioso salvador.
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