SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE:POR JESÚS SOY CAPAZ DE MUCHO MÁS.
El mes de agosto para Chile es el mes de la solidaridad para recordar a su santo, San Alberto Hurtado que dio techo a muchas familias y jóvenes pobres en su época. De su obra de caridad que conocemos varios Hogares de Cristo a lo largo de nuestro país. Pero en nuestra iglesia peregrina podemos encontrar numerosos ejemplos de santidad que nos llevan a pensar en esta palabra: SOLIDARIDAD. Uno de ellos es un gran hombre y un gran hermano, un mártir, San Maximiliano Kolbe. ¿Qué hay que ver un mártir con la solidaridad o la caridad?
NO ME ELIGIERON USTEDES, FUI YO QUIEN LOS ELEGÍ.
San Maximiliano
Kolbe es un fraile franciscano conventual que nace en Zdunska_Wola, Polonia en 1894. Pocos días de su nacimiento es bautizado con el
nombre de Raimundo, el cual llevó consigo hasta los 13 años, cuando decide
ingresar al convento.
Desde
pequeño el joven Raimundo demostró ser muy cortés, reflexivo e intuitivo, de
esta forma lo recuerda su madre, quien por cierto indica en un escrito que ya
percibía que él sería mártir. Este “pensamiento”, se concretiza cuando en 1906
cuando se le apareció la Santísima Virgen y le enseñó
dos coronas, una blanca y una roja, siendo la blanca la santidad y la roja el
martirio. A esta “ofrenda” Raimundo aceptó las dos, siendo un pequeño
joven.
Con tan solo 13 años ingresa al convento y una vez comenzada la vida de religioso en el noviciado, Raimundo decide iniciar una nueva vida y para ello adopta el nombre de Maximiliano, por San Maximiliano de Celeia, quien por cierto es mártir. ¿Coincidencia?, ¿Intuición? ¿O será que la voluntad del Señor había escogido un camino para él?
LA MILICIA DE LA INMACULADA.
Durante
su periodo como estudiante demostró ser muy competente y tener un rechazo hacia quienes “atacaban” la Iglesia entre palabras y hechos. A estos acontecimientos,
siempre se manifestó firme en sus convicciones y en su fe por la Santísima
Virgen, por quien fundó en 1917, la Pía
Unión de la Milicia de María Inmaculada, para trabajar por la conversión de
los pecadores y los enemigos de la Iglesia, especialmente los masones, con la
intercesión de la Virgen María.
Una
vez ordenado sacerdote, siguió llevando el mensaje de Jesucristo de forma
especial a aquellos que no creían en él; para esto fundó la revista “caballero de la Inmaculada”, que
alcanzó numerosos adherentes. Tanta fue su pasión por anunciar la palabra de
Dios que fue destinado a pueblos donde la realidad cristiana se tornaba muy
difícil, como lo es: China, Japón e India, donde fundó un convento.
Decía
el joven Maximiliano: El odio divide, separa, destruye, mientras que el amor une,
da paz y edifica. No tiene nada de extraño que sólo el amor llegue a hacer a
los hombres cada vez más perfectos.
ES NECESARIO SER SANTOS
Estando
nuevamente en Polonia y tras la II guerra mundial, el padre Kolbe es tomado
prisionero en su convento donde ejercía como superior, mientras compartía con
los demás frailes. Las fuerzas armadas lo llevaron a vivir sus últimos días en
el campo de concentración de Auschwitz,
donde experimentó el horror que puede causar el ser humano contra sus hermanos
prójimos, como lo fue el ultimo acontecimiento que vivió cuando un oficial
“seleccionó” a 10 prisioneros simplemente para asesinarlos. Dentro de este
grupo había un padre de familia y el padre Kolbe que como Jesús se “compadeció”
y tomó su lugar. Es un acto heroico lo de padre Kolbe.
La
voluntad del Señor hizo que el padre Kolbe resistiera, demostrándole a los demás que la fe en Cristo es mucho más fuerte.
Finalmente, luego de un largo proceso de padecimiento, deciden hacerlo morir el
14 de agosto de 1941, mediante la inyección letal. Sus últimas palabras fueron de amor hacía su madre Santísima, la Virgen
María. Su causa de canonización tomó viento en popa muy rápidamente, pues
realmente en este hermano encontramos un ejemplo de santidad, he aquí la
respuesta a la pregunta que más de una vez nos hemos hecho: ¿Qué haría Cristo
en este lugar? Es proclamado
Santo en 1982 por san Juan Pablo II, como mártir de la caridad.
Lo
que más conocemos del padre Kolbe es sobre su muerte (es aquí el origen de su
santidad, aunque muchos indican que es desde pequeño). Aquello que ocurrió en
el campo de concentración, donde fue prisionero el padre Kolbe, la celebración
de la eucaristía con lo poco de pan y vino que tenía en su celda alimentó diariamente
su vida de fe y también la vida de los demás prisioneros. Fueron hechos que
marcaron su vida de consagrado. Muchas veces él debe haber utilizado en alguna
predica o liturgia el texto de Juan 15:13 “nadie
tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”, esta realidad se
hizo patente al momento en que él decide ofrecerse para morir en lugar de un
padre de familia.
Dice
en papa Francisco: “Pidamos la
gracia de recordar cada día que Dios no nos olvida, que somos sus hijos amados,
únicos e irremplazables: recordarlo nos da la fuerza para no rendirnos ante los
reveses de la vida”.
Benjamín Castro.
Postulante.