Recibamos con corazón puro y cuerpo casto
Evangelio
según San Marcos 11, 1-10
Con el Domingo de Ramos se da inicio a
la Semana Santa, también conocida como la Semana Mayor. Los ramos nos recuerdan
la entrada de Jesús en Jerusalén, narrada en el pasaje evangelio según San Marcos
11, 1-10.
El texto del evangelio de este domingo,
narra que Jesús y sus discípulos ya están acercándose a Jerusalén, la capital
de la nación judía, donde estaba ubicado el templo en el cual se celebraban las
principales actividades del culto religioso, y donde se concentraban las
autoridades sacerdotales. Están geográficamente en los pies del Monte de
Olivos, donde más tarde Jesús será arrestado, cerca de los pueblos de Betfagé y
de Betania. La última nos recuerda a Marta, María y Lázaro su amigo.
Hay una marcha procesional. Además de
sus discípulos se han unidos otros seguidores que, por sus palabras y hechos,
han visto en Jesús las condiciones mesiánicas anunciadas por los antiguos
profetas. Jesús por su parte, escoge como cabalgadura “un asno conforme a lo que
está escrito: No temas, hija de Sión; ya viene tu rey, montado sobre la cría de
un asna”. Es una indicación de la sencillez, humildad y pobreza que
acompañaron su vida en la tierra y de las características del Reino de Dios que
él ha venido a hacer presente en el mundo.
Domingo de Ramos en la Parroquia Inmaculada Concepción - San Ramón, Santiago de Chile. |
Cuando Jesús y sus discípulos llegaron
a Jerusalén, la multitud se entera y produce
entusiasmo. “La gran multitud que había
venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén. Y,
tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo: "¡Hosana!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!" El
acontecimiento se convierte en un acto de alabanza a Dios, donde se reconoce el
inicio del esperado reino que habría de ser encabezado por un descendiente del
rey David.
“Bendito el que viene en el nombre del
Señor”. La muchedumbre sabe que Jesús es el enviado de Dios. Por eso canta y
alaba. Un canto que nace desde la profundidad de su corazón desbordante de
alegría. Podemos decir que esa “Jerusalén” es nuestros corazones, el templo vivo
de Dios, donde celebramos el culto religioso a nuestro Dios.
En su Segunda carta a todos los fieles, San Francisco de Asís nos invita
para que “lo recibamos con corazón puro y cuerpo casto”.
Porque Él (Jesús) “quiere que todos nos salvemos por Él
… pero son pocos los que quieren recibirlo y ser salvos por él, aunque su yugo
sea suave y su carga ligera (cf. Mt 11,30)”. Preguntémonos a nosotros mismos: ¿En qué
reconozco el paso del Señor en mí vida, durante este tiempo de cuaresma? En
este domingo de Ramos, ¿tomo en cuenta el ejemplo del pueblo de Jerusalén, que
responde al paso del Señor con cantos de alabanzas? ¿Hay alguien en mi entorno
que no está del todo animado a recibir a Jesús?
"Hosanna Hijo de David" |
Hay que recordar la palabra
de nuestro Seráfico Padre San Francisco de Asís en
la segunda Carta a todos los fieles: “Y a
aquel que tanto ha soportado por nosotros, que tantos bienes nos ha traído y
nos traerá en el futuro, y a Dios, toda criatura que hay en los cielos, en la
tierra, en el mar y en los abismos rinda alabanza, gloria, honor y bendición
(cf. Ap 5,13), porque él es nuestro poder y nuestra fortaleza, y sólo él es
bueno, sólo él altísimo, sólo él omnipotente, admirable, glorioso y sólo él
santo, laudable y bendito por los infinitos siglos de los siglos. Amén.
Fray Jack GINTING OFMConv.