viernes, 19 de junio de 2020

Cuando el MIEDO es el peor ENEMIGO

Domingo XII, TO-A
Mateo 11,26-33

La alegría franciscana entre hermanos.
El miedo es un sentimiento que todos nosotros hemos experimentado. Pero no es del todo negativo aunque se a menudo es el peor enemigo nuestro. El miedo también es positivo porque nos señala los peligros, evita gestos imprudentes y insensatos. Por eso tiene razón San Pablo cuando dice: “Tengo la certeza que ni tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, espada … nada nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom 8,35-39).
En medio de la persecución, donde vivir la fe en Jesús no era tan fácil, evangelista Mateo presenta las últimas instrucciones de Jesús a sus discípulos antes de la misión. Tomando la palabra de Jesús „No tengan miedo”, Mateo anima a su comunidad como Jesús animaba a sus discípulos de ser testigos de la Buena Noticia del Reino de Dios. Los ejemplos que pone Jesús son comunes: hablar sin miedo de la Buena Noticia, anunciarla públicamente “desde lo alto de las casas” (27). Es decir que no sea un secreto sino algo público. También presenta el no tener miedo a quien pueda matar el cuerpo, porque lo importante es el alma. Un ejemplo más es el de los pajaritos, que se compran y venden o el de nuestros cabellos. El Padre Dios conoce todo lo que nos sucede:  “No hay nada oculto, nada secreto que no deba ser conocido” (26).

¿Acaso, no se vende un par de pájaros
por unas monedas?
“Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas”(27). ¿No es una invitación para nosotros de no tener miedo de ser sus testigos en nuestra sociedad hoy en día? ¿Qué significa para ti hoy en día ser testigo del mensaje de Jesús? ¿Qué es a lo que no debemos temer y qué sí debemos temer? ¿Y por que temer si sabemos que el Padre nos tiene a su cuidado, hasta nos tiene contados todos nuestros cabellos? No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma” (28).

San Francisco de Asís, después de que ha dejado toda la riqueza, la seguridad y el prestigio de la casa paterna, no sabía todavía claramente no que tiene que hacer. Y en su oscuridad rezaba ante el crucifijo de San Damían: “ilumina las tinieblas de mi corazón”. En silencio de su oración escuchó a Dios que le hablaba y invitaba a reconstruir su casa. Dejó la casa paterna y encontró tesoro que nadie lo pueda quitar. En su alabanza al Dios Altísimo, dijo :  Tú eres el Bien, todo el Bien, el sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero. Tú eres Amor, tú eres Caridad. Tú eres belleza, tú eres Seguridad, tú eres Paz. Tú eres Gozo y Alegría, tú eres nuestra Esperanza”.

Cuando un "SÍ" es la respuesta,
ya no hay miedo.
Si en el evangelio de hoy encontramos las últimas instrucciones que Jesús dio a sus discípulos antes de ir a su misión, San Francisco de Asís por su experiencia, dejó también el estilo apostolato particular a sus primeros compañeros: “Donde hay caridad y sabiduría, allí no hay temor ni ignorancia” (Adm. 27). Y este estilo nos recuerda las ideas básicas de la vida cristiana: sin caridad, ninguna virtud es verdaderamente cristiana. La caridad no nos mantiene encerrado en nuestro propio mundo; al contrario, nos invita a salir. Si amamos a Jesús, ya no hay motivo de tener miedo de ser su testigo en el mundo actual y no podemos ignorar su invitación, su llamada. ¿Te atreves a responder su llamada, de anunciar su Buena Noticia desde los alto de las casa?
¡NO TENGAS MIEDO A DAR TU RESPUESTA!


¡El Señor te dé su paz!

Fray Augustín BUDAU O.F.M.Conv.

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