jueves, 30 de julio de 2020

Indulgencia de la Porciúncula

Fiesta del Perdón de Asís.

Capilla de la Porciúncula
        El 2 de agosto en las iglesias franciscanas se celebra la fiesta del Perdón de Asís. La fiesta tiene su origen en el comienzo de la historia de la recién nacida Orden Franciscana. Se llama la Indulgencia de la Porciúncula. Esta fiesta fue objeto de larga discusión sobre su originalidad histórica. La controversia se suscita porque ninguna de las antiguas leyendas relativas a san Francisco menciona la indulgencia, y ningún documento contemporáneo la menciona.

Según las Fuentes Franciscanas (n°. 2706/11, ed. italiana) Hermano Marino, sobrino de Hermano Masseo, escucho frecuentemente de la boca del tío de tal indulgencia. Tal fraile falleció en 1307. Hermano Leo fiel compañero de San Francisco narró y escuchó de lo mismo de la boca del santo. Pero el más antiguo documento que se refiere a ella es una escritura notarial del 31 de octubre de 1277, en la que el beato Benito de Arezzo, a quien el propio san Francisco recibió en la orden, testifica que ha sido informado por el Hermano Masseo, un compañero de san Francisco, de la concesión de la indulgencia por el papa Honorio III en Perugia. Otro documento histórico que nos lleva a conocer más cerca a su origen es el Diploma del Obispo Teobaldo de Asís, 10 agosto 1310.

Tal documento narra que en una noche en la iglesia Santa María de la Porciúncula recién restaurada por San Francisco, el Señor lo invitó  a presentarse al Papa Honorio III que en aquel tiempo se encontró en Perusa para que diera la indulgencia para la misma iglesia. En la mañana siguiente, él partió acompañado por hermano Masseo. Era en verano en julio de 1216. Francisco pidió al Papa Honorio III que todo el que, confesado y contrito, y entrara en la iglesia de la Porciúncula, ganara gratuitamente (sin ofrenda de dinero) una indulgencia plenaria. De ahí el nombre de Indulgencia de la Porciúncula o el Perdón Asís.

La indulgencia de la Porciúncula pudo al principio ganarse sólo en la iglesia de la Porciúncula entre la tarde del 1 de agosto y el ocaso del 2 de agosto. El 5 de agosto de 1480, el papa Sixto IV la extendió a todas las iglesias de la primera orden y la segunda de los franciscanos. El 4 de julio de 1622, este privilegio se extendió por Gregorio XV a todos los creyentes que, después de la confesión y la recepción de la Sagrada Comunión, visitaran tales iglesias en el día señalado. El 12 de octubre de 1622, Gregorio XV garantizó el mismo privilegio a todas las iglesias de los capuchinos. El papa Urbano VIII la concedió a todas las iglesias de la Tercera orden regular el 13 de enero de 1643, y Clemente X a todas las iglesias de los conventuales el 3 de octubre de 1670. Otros papas posteriores la extendieron a todas las iglesias relacionadas de cualquier manera con la orden franciscana, incluso a iglesias en las que la tercera orden celebrase reuniones.

 

¿Qué hay de extraordinario de tal indulgencia?

Según el relato, cuando Francisco pidió la indulgencia, papa Honorio III preguntó: “¿De cuántos años ha de ser esa indulgencia? ¿De un año? ¿De tres? ¿Quieres seis años? ¿Hasta siete?” Y San Francisco contesto: “No quiero años, sino almas. Quiero decir que cuantos visitaren aquella iglesia, confesados y absueltos, queden libres de toda culpa y pena incurridas por sus pecados”. Dirigiéndose entonces a Francisco, Papa Honorio le dijo: “La indulgencia otorgada es valedera a perpetuidad, pero sólo una vez al año, es decir, desde las primeras vísperas del día de la dedicación de la iglesia hasta las del día siguiente”. Celebróse la dedicación de la iglesia el día 2 del siguiente agosto, en presencia de los obispos de Asís, Perusa, Todi, Spoleto, Gubbio, Nocera y Foligno, anunció San Francisco a la multitud la gran noticia: “Quiero mandarlos a todos al paraíso”.

            Podemos decir que desde aquella pequeña porción de la tierra (Porciúncula), el deseo más grande de San Francisco para nosotros es de mandarnos a todos al paraíso. Y para que ese deseo se cumpla, la invitación para nosotros es valorar más el sacramento de la reconciliación.

 

Condiciones para obtener la indulgencia:

El Perdón de Asís se puede obtener para uno mismo o por los difuntos. Las condiciones son las prescritas para las indulgencias plenarias:

  1. Visita a la iglesia/parroquia franciscana con la recitación de un Padrenuestro y un Credo
  2. Confesión sacramental y Santa Comunión.
  3. Rezar según las intenciones del Sumo Pontífice.

 

¡Feliz fiesta para todos!

Paz y Bien.

Fray Jack GINTING ofmconv.


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