lunes, 9 de marzo de 2020

Testigos de la Esperanza: Intercambio de Iglesias Hermanas Chile - Italia

Hace aproximadamente dos años y medio atrás se nos invitó a un grupo misionero de la parroquia Jesús de Nazaret de Curicó a un intercambio de Iglesias hermanas: testigos de la esperanza en Italia, con la finalidad de conocer y empaparse de la espiritualidad franciscana en su plenitud. Dicha experiencia se llevó a cabo entre el 03 y el 23 de febrero del presente año, acompañados por Fray Tullio, misionero en Chile y Fray Valerio secretario de las misiones provinciales, los dos frailes de la “Provincia Italiana de sant’Antonio di Padova”. 

En Asís, la plaza superior de la basílica
de San Francisco
La experiencia misionera tuvo grandes momentos que marcaron el corazón de cada uno de los participantes de esta misión, se comenzó en Roma en la XXXI Asamblea Misionera Franciscana de los Frailes Menores Conventuales aérea FIMP, donde pudimos compartir cómo se vive el cristianismo en Chile y sobre todo cómo nos comprometemos como pastoral juvenil en el servicio misionero hacia el pobre, como nuestro padre San Francisco nos invita en su espiritualidad. En el momento fraterno de la noche hemos podidos compartir nuestras tradiciones culturas, canciones, la comida italiana y como siempre pasa en los momentos de fraternidad, las distancias se achicaron y las distintas diversidades se transforman en fuentes de alegría y se termina enriqueciéndose recíprocamente.
Cruz San Damián en la Basílica
de Santa Clara

Entre el 04 y 07 de febrero nos dirigimos a lugares de plena devoción franciscana en la ciudad de San Francisco y Santa Clara, Asís, donde nos impregnamos de la emoción de estar ante el Crucifijo de San Damián y preguntarle con el corazón abierto al Señor “¿qué quieres que haga yo en tu Iglesia?”. En la Basílica de san Francisco de Asís hemos sentido mucha paz para encontrarnos en el lugar donde está la tumba de San Francisco y orar por nuestra Iglesia chilena y por nuestro País que tanto necesita justicia, paz y reconciliación. También en los otros lugares franciscanos Porciúncula, el eremitorio de Rivotorto, basílica de santa Clara entre otros, la emoción fue bastante fuerte en el pensar que estos lugares son llenos de historia  y espiritualidad franciscanas.

En la basílica de San Antonio de Padua
Desde el 08 al 11 de febrero nos dirigimos a Padova, pasando por Longiano para conocer la fraternidad de los Frailes en esa ciudad y reencontrarnos con la familia de hermanos misioneros Angela y Salvatore y sus hijos. La familia Macca estuvo en nuestro País para algunos años como misioneros en la comunidad de Copiapó y compartir la vida fue algo bonito. Una vez en Padua pudimos conocer lugares antonianos importantes para nuestra espiritualidad, entre ellos compartir la fraternidad con comunidades de la Arcella, del Instituto Teológico de San Antonio, Camposampiero, Monselice, Noventa Padovana y terminar con la linda Basílica del Santo. Todos lugares ricos en esperanza y fe para llenar los corazones de cada uno de nosotros como misioneros y motivarnos a transmitir la alegría del evangelio en nuestro País. Es en esta ciudad, donde nos reencontramos también con fray Augusto, joven chileno y curicano que se encuentra en su proceso de formación en la Orden Franciscana Conventual y del cual nos sentimos muy orgullosos.

Entre el 12 y 13 de febrero tuvimos la posibilidad de visitar la comunidad de Treviso y conocer la fraternidad de San Francisco en los hermanos de ahí, darnos cuenta que la perfecta alegría está en la simplicidad del día a día. El 13 de febrero, fue un día lleno de emociones y sentimientos encontrados visitando a fray Pedro Beltrame en el convento de Pedavena, fraile misionero y fundador de la Delegación y que estuvo en Chile por varios años. Este día estará en nuestros corazones por siempre ya que hemos descubierto que ser testigos de la esperanza es una tarea hermosa y enriquecedora, y que se crece humanamente y espiritualmente con gestos sencillos y fraternos como regalar un poco de tiempo a un hermano anciano y enfermo. Para sentirse feliz y para ser verdadero misionero franciscano no son necesarias grandes obras, en realidad lo que verdaderamente sirve es un corazón humilde, sencillo y puro.   

Del 13 al 15 de febrero visitamos el pueblo natal de nuestro fraile y amigo Fray Tullio Pastorelli: Coredo. Fueron días de encuentros, oraciones, compartir y conocer a todos quienes han sido parte de la fe franciscana y acompañantes de nuestro querido sacerdote chileno y curicano, hemos podido también disfrutar de las maravillas del paisaje y la belleza de naturaleza trentina.

En la Basílica de San Antonio de Padua
El 16 de febrero tuvimos la oportunidad de celebrar en la Basílica de San Antonio la conmemoración del hallazgo del cuerpo de san Antonio, participar con devoción, fe y humildad en la eucaristía, pidiendo desde lo más profundo de nuestros corazones por nuestro País paz y serenidad, por nuestra iglesia chilena misericordia y tranquilidad, por las familias, los jóvenes y los ancianos salud y sabiduría de vida; finalmente hemos puesto bajo el amparo de san Antonio nuestra comunidad parroquial en Curicó; para que sea siempre instrumento de comunión, de fraternidad y de crecimiento en la fe.

Finalmente entre el 18 y 22 de febrero, en la parte culmine de nuestra experiencia misionera viajamos a Roma a conocer los lugares emblemáticos de este hermoso País, pero el llamado especial fue estar presentes en la catequesis del miércoles y escuchar al Papa Francisco, quien a través de su testimonio, revitalizó nuestros corazones, dándonos energías para poder ser testimonios vivos de esta linda experiencia durante veinte días. En esta estadía romana hemos podido conocer varias experiencias franciscanas: la primera en el convento de san Teodoro hemos encontrado el hermano Maximiliano Kolbe con su lindo testimonio de mártir de la caridad, y la segunda el viernes en la tarde poco antes de regresa a nuestro lindo Chile, en la Curia General, animados por fray Rogerio Pereira, Asistente General FALC conversar sobre cómo vivir en concreto y hoy día en América Latina el ideal franciscano y como nosotros laicos podemos encarnar y testimoniar la espiritualidad franciscana tan linda y actual.

Basílica de San Francisco de Asís.

Damos las gracias infinitas a cada una de las personas que nos encontramos en este lindo peregrinar por Italia, gracias por las palabras de aliento cuando las necesitamos, por los momentos de oración, encuentro y de fraternidad. Guardaremos y atesoraremos cada segundo vivido en esta linda experiencia misionera y prometemos intentar ser fieles seguidores de nuestro padre Francisco y su espíritu humilde y noble, ser testimonios de fe y esperanza para quienes nos rodean y ayudar desde el corazón a todos quienes lo necesiten.

Verónica Ríos Cáceres 

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