martes, 21 de julio de 2020

Experiencia Misionera de Fray Emilian Dumea (4)


La pastoral juvenil y vocacional

Celebrando eucaristía con los animadores
de pastoral juvenil franciscana conventual.
¡El último detalle y que detalle Señor! Estoy escribiendo con tantos sentimientos encontrados. Pensando en los jóvenes, pienso en mi mismo, en mi vocación, que es la de ser franciscano, en mi “hobby” de payaso, coqueteando de niño con el boxeo y mi profesión de trabajador social. ¿Me pregunto en cuál de estos detalles te has fijado Señor cuando me elegiste servirte en los jóvenes? ¡Solo Tú lo sabes Señor! Curicó, Copiapó y Santiago. Dedique mucho tiempo a la pastoral juvenil y vocacional, estando con los jóvenes, enseñándole y aprendiendo de ellos. Ustedes jóvenes son “el ahora de Dios”, “no balconeen la vida, pónganse los zapatos y mójense la camiseta” como siempre lo han hecho. Estoy orgulloso de ustedes, de sus animadores y formadores. Verdaderos franciscanos dispuestos a seguir a Jesús. Ustedes son el presente y el futuro, no solo de la Iglesia sino también de la sociedad. Hagan que este mundo sonríe una vez más. Los quiero un montón y no los voy a olvidad. Rezo por ustedes y por todos. Si algunos de ustedes, escuchando la voz del Señor, lo quiere seguir más de cerca, que lo haga con entusiasmo y sin miedo, la Iglesia y nuestra Orden Franciscana los necesita de toda forma, como laicos y consagrados. Gracias por haberme acogido, aceptado y soportado. ¡Vamos chicos, vamos chicas!

Pronto para "volar" y comenzar otra misión.
Las misiones, los encuentros juveniles en Santiago, Curicó y Copiapó, fueron momentos de mucha enseñanza, pero también de mucha diversión y amistades.  Las catequesis, retiros, momentos de formación y fraternidad, todo lo que hemos hecho, ha sido hecho en paso y de mano con Jesús y San Francisco, con la Palabra del Señor, con la fe católica, celebrando nuestra identidad cristiana. Quiero a todos ustedes con la misma medida, los respeto y los bendigo tanto y mas de lo que puedo. Que me perdonen si le es causado algún daño.
Al terminar esta carta, una vez más agradezco a mis hermanos de la Orden Franciscana conventual de Chile por brindarme la posibilidad de cumplir con mi misión. Agradezco a cada hombre y mujer, joven y niño con quien me he cruzado en mi camino.
Se que he dado poco, pero lo que más lo sé, es que he recibido mucho. 

Con los hermanos de la Delegación Chilena.
Les dejo las palabras de nuestro padre San Francisco escritas en el Testamento de Siena: “Escribe cómo bendigo a todos mis hermanos, los que están en nuestra religión y los que vendrán a ella hasta el fin del siglo... que, en señal del recuerdo y de mi bendición … siempre se amen mutuamente, siempre amen y guarden la santa pobreza, nuestra señora, y que siempre se muestren fieles y sumisos a los prelados y todos los clérigos de la santa madre Iglesia.”


¡Muchas gracias hermanos y amigos,
Hasta la vista!

¡Paz y Bien!

Fray Emilian Dumea OFM Conv.

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