jueves, 17 de diciembre de 2020

¡VEN, VEN SEÑOR NO TARDES!

 IV Domingo de Adviento, año – B.

Evangelio: Lucas 1, 26-38

 

Queridos hermanos hemos llegado al IV domingo de adviento y la Iglesia con la liturgia de la Palabra de este domingo nos propone mirar con atención a la Madre del Redentor, la Virgen María, uno de los cuatros personajes que nos acompañan en este tiempo de espera y de preparación al nacimiento de Jesús.

María nos acompaña y nos muestra a Jesús, la invitación es a poner la mirada en el misterio de la Encarnación. En el Evangelio de San Lucas, cuando el Señor anuncia el año de gracia, dice que “todos los hombres fijaron su mirada en Él” en medio de las grandes oscuridades del mundo y de nuestro tiempo complejo por la pandemia, también aparece su luz. “La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, en ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron apagarla”.

"¡He aquí la servidora del Señor!"


Sabemos que la historia de la salvación tiene en Cristo su punto culminante y su significado supremo. Él es el Alfa y el Omega, el principio y el fin. Todo fue creado por Él y para Él, y todo se mantiene en Él. Es el Señor de la historia y del tiempo. En Él, el Padre ha dicho la palabra definitiva sobre el hombre y la historia. Él es el mismo, ayer, hoy y siempre.

San Francisco, en la I admonición, hablando de la venida del Señor en el mundo nos recuerda que Jesús baja desde el cielo con humildad su presencia sencilla y pobre estará siempre con nosotros: “Ved que el Señor diariamente se humilla, como cuando desde el trono real vino al vientre de la Virgen; diariamente viene a nosotros él mismo apareciendo humilde; diariamente desciende del seno del Padre sobre el altar en las manos del sacerdote. Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos muestra a nosotros en el pan sagrado. Y como ellos, con la mirada de su carne, sólo veían la carne de él, pero, contemplándolo con ojos espirituales, creían que él era Dios, así también nosotros, viendo el pan y el vino con los ojos corporales, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivos y verdaderos. Y de este modo siempre está el Señor con sus fieles, como él mismo dice: Ved que yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo”.

Regresamos al testimonio que nos da María en este domingo y miramos cómo la fe se convierte para esta joven muchacha en la única medida para abrazar no sólo su propio misterio, sino el de su mismo hijo: un puro don que Dios le ha dado no para su gozo o su exaltación, sino para el bien de todos.

Las palabras con que la Virgen María da su asentimiento: “Hágase en mí según Su Palabra", nos revelan la consciente aceptación de su función ante el desafío de una realidad y de un conjunto de acontecimientos que están más allá de la medida de la inteligencia y de los pensamientos humanos. Y esta respuesta solo la pudo dar un corazón lleno de fe.

“He aquí la esclava del Señor”. Esta es una profunda confesión de humildad y obediencia, pero sobre todo de confianza total en la palabra de Dios que, precisamente porque no encontrar el más mínimo obstáculo o una sombra de vacilación en el corazón de María, se convertirá de manera absoluta en palabra creadora (“La Palabra se hizo carne”). Ella creía tanto en la Palabra de Dios, que se hizo carne en su seno virginal. “Si tuvieran fe como grano de mostaza”, nos dijo el Señor, “dirían a las montañas muévete y se moverían”. Qué clase de fe la de María Santísima que alcanzó ese inexplicable milagro: ¡una concepción virginal!

"Bienaventurados los que escuchan
la palabra de Dios y la cumpen"


María escucha plenamente, acoge y medita dentro de su corazón para dar fruto. Esta palabra, que requiere fe, disponibilidad, humildad, prontitud, es aceptada tal como se deben acoger las cosas de Dios. En María debemos reconocer las palabras de Jesús: “Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”. Por lo tanto, la maternidad de María no es solo ni principalmente un proceso biológico. Es ante todo el fruto de la adhesión amorosa y atenta a la palabra de Dios.

Cuando María dijo: "Hágase en mí según Su Palabra", dio su consentimiento no solo a recibir al Niño, sino un sí a todo lo que conllevaba el ser la Madre del Salvador. Este consentimiento de María pone de relieve la calidad excepcional de su acto de fe. Fe es, ante todo, conversión, o sea, entrar en el horizonte de Dios, en la mente de Dios, en los pensamientos de Dios y de sus obras.

Al final de esta meditación podemos preguntarnos: ¿soy capaz y tengo la valentía de entrar en el horizonte de Dios y contestar como María “He aquí la esclava del Señor”?. ¿Tengo la valentía de contestar sí Señor, también si me pidiera de entregarme totalmente a Él, en una opción de vida sacerdotal o en la vida religiosa franciscana?

 

Fray Tullio PASTORELLI, OFM Conv.

sábado, 12 de diciembre de 2020

“Testigo de la luz”

 III Domingo de Adviento - Año B.

Evangelio: Jn. 1,6-8.19-28

El tercer domingo de Adviento es el “domingo de Gaudete” que significa alegría, como nos dice la antífona de entrada “alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense, pues el Señor está cerca”.

 


La liturgia nos invita a alegrarnos porque ya está cerca el Señor, en medio de la “espera” ya está próxima la alegría de la Navidad. Este año necesitamos alegría, necesitamos que alguien nos diga una buena noticia.

Juan el Bautista era un hombre enviado por Dios, Juan era un testigo, un testimonio de la luz, para que todos pudieran creer por medio de el. Como dice el profeta Isaías “El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor” (Is 61, 1-2) Nunca como esté año necesitamos que alguien nos done “una buena noticia” y también nosotros podamos ser anunciadores de “buena noticia”. Creo que en este tiempo de pandemia todo hemos experimentados la cercanía y el cariño de muchas personas.

¿Cuantos chilenos ayudaron a familiares, amigos o vecinos que lo necesitaban?

Vecinos que solo se saludaban, empezaron a ser mas solidares el uno con el otro. Muchos jóvenes y no solo que iban de compra por los adultos mayores de sus sectores, de manera que ellos podían cuidarse y no salir de la casa. Familiares que cuidaban los enfermos de Covid con cariños y todos lo que necesitaban.

Esa es la buena noticia del evangelio ser solidario el uno con el otro, ayudarnos a enfrentar esta pandemia y donar lo que podamos donar para ayudar a los mas necesitados.


Juan Bautista y Francisco de Asís anunciaron con sus palabras y con sus vidas la buena noticia del evangelio. El Bautista se definía “una voz que grita en el desierto: Allanen el camino al Señor” (Gv 1,23), Juan predicaba “un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados” (Mc 1,4). Juan no predicaba solo con sus palabras, sino también con su vida “llevaba un manto hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero en la cintura, y comía saltamontes y miel silvestre” (Mc 1,6).

Francisco de Asís era evangelio viviente, el mas que con las palabras predicaba con sus vida, cuidando los leprosos y siempre atento a las necesites de sus hermanos y de la gente. Siempre ponía el bien de lo demás antes el suyo. También Francisco pasó por momentos duros y difíciles, pero supo como enfrentarlos y nunca le faltó la perfecta alegría, que no es una alegría vacía y superficial, sino una alegría verdadera que sabe pasar a través del sufrimiento y del duelo, una alegría que sabe enfrentar las pruebas de la vida siempre con esperanza y confianza. Francisco sabia enfrentar las adversidades de la vida, superarlas e incluso salir transformado por ella. Esa es la conversión que nos pide el evangelio: saber enfrentar las adversidades de la vida, superarla y salir transformado por ella.

 

 

Fray Matteo MARTINELLI

martes, 1 de diciembre de 2020

Testigos de Esperanza

Los jóvenes misioneros franciscanos de la parroquia Jesús de Nazaret de la ciudad de Curicó, junto al Fray Tullio Pastorelli y Fray Matteo Martinelli se han embarcado en la hermosa actividad de la Misión Franciscana 2020 con el lema TESTIGO DE ESPERANZA.

Momento de formación


Dicha actividad se realizó en el sector Villa Las Delicias, perteneciente a la localidad de Sagrada Familia. Durante los días 26 al 29 de noviembre: los misioneros franciscanos realizaron diferentes labores como: jornadas de formación, vivir la fraternidad, llevar el evangelio en el puerta a puerta, reír con los niños en la tarde infantil, rezar el rosario con los hermanos de la comunidad y construir una casa para la señora Luciana V y su familia.

Construcción de la casa.


Las distintas acciones misioneras realizadas en los cuatros días deseaban entregar a las personas del sector de Las Delicias, de la comuna y parroquia de Sagrada Familia: esperanza, coraje, paz y fe. Creemos que en este tiempo tan particular y todavía incierto, sin certezas y a veces con un poco de miedo testimoniar la esperanza que Jesús nos entregó es algo fundamental para vivir y poder superar este momento de pandemia covid-19.

Jóvenes Misioneros Franciscanos
enfrente de la casa construida.


Para finalizar, esta hermosa entrega, los 15 jóvenes junto a la familia de la Señora Luciana celebraron el primer domingo de Adviento y bendición de la casa con la Santa Misa. Como misioneros franciscanos queremos dar las gracias a todas las personas que hicieron de esta Misión en tiempo de pandemia, sea resultada una experiencia llena de esperanza para todos.

Paz y bien.

Jóvenes misioneros franciscanos

Retiro Espiritual Anual de la Delegación

Del 3 al 9 de marzo de 2024, en el Monasterio de las Monjas Trapenses de Quilvo - Curicó, se llevó a cabo el retiro espiritual anual de los ...