viernes, 25 de febrero de 2022

8° Domingo T.O. - Año.C.

La actitud de un corazón misericordioso.

Evangelio: Lucas 6, 39-45


Hermanos y hermanas, un cordial saludo de paz y bien.

Les invito a que, en este día, podamos reflexionar sobre el santo Evangelio de este domingo, en donde el Señor nos habla por medio de San Lucas en un relato que está inserto en el sermón de la montaña que hemos venido escuchando las eucaristías anteriores.

 


Jesús está predicando a su pueblo y les habla sobre el “juzgar” (Lc 6, 37-38), acción que para nosotros es fuerte porque dictamina una “sentencia”, una “decisión” o como queramos llamarle, por algo que una determinada persona hizo. El acto de juzgar, nuestra sociedad lo reserva para los jueces o aquellos sabios en el tema, quienes desde la ley por la cual cada país se rige, dictaminan una resolución por la falta cometida. Nosotros, también hacemos este acto -muchas veces sin medida-          y, vaya que bien a menudo nos sale. Me atrevería a decir que todos alguna vez lo hemos hecho, no quiero decir con esto que sea algo normal o común, sino que sucede sin darnos cuenta muchas veces, porque pensamos que al hacerlo en nuestra mente no hace daño a nadie.

A través de una serie de comparaciones, Jesús nos hace ver que, en su seguimiento, la mediocridad y la falta de caridad para con mi hermano, constituyen un gran obstáculo para ser anunciadores de su Reino. La humildad y la sencillez deben ser el eje fundamental del cristiano, que le permita seguir las huellas de Cristo y, actuando correctamente, no caer en querer ser los educadores de nadie sin antes haber aprendido de su Maestro, porque es ahí cuando cometemos un grave error, que es aconsejar a los demás según nuestros ideales. Jesús dice: cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro (V 40). Nosotros creemos que el camino que nos lleva a la perfección es Jesucristo, y esto lo tenemos claro porque sabemos que no somos perfectos. ¡Por esto el Señor nos ha elegido!, para aprender desde la minoridad a tener un corazón grande, que sea capaz de amar verdaderamente.

 


Según esto, san Francisco exhortaba a los frailes en la Regla Bulada (Cap VII, 7) a que no debían airearse y conturbarse por el pecado ajeno (y también por la forma de ser de los demás). Él tenía muy claro que cada ser humano tiene una historia de vida particular, con sus problemas, defectos y virtudes que debemos saber comprender. Francisco de Asís pedía encarecidamente a los frailes, especialmente a los “superiores” o “ministros” (franciscanamente hablando), que les tratasen con misericordia (del Latín miserere, compadecerse con el corazón), para que con sentimientos de padre, pudiesen llevarlos por el camino correcto, sin criticarlos ni apuntarles con el dedo; amarlos como a nosotros mismos, conduciendolos al perdón de Dios.

Cuando juzgamos nos colocamos en el lugar de Dios, esto es verdad, pero nuestro juicio es un pobre juicio: nunca, nunca puede ser un verdadero juicio. Porque el verdadero juicio es el que da Dios. Y ¿por qué el nuestro no puede ser como el de Dios? Porque a nuestro juicio le falta la misericordia y cuando Dios juzga, juzga con misericordia. (Papa Francisco) Ahora bien, con esto, no les invito a hacerse un mea culpa, sino más bien buscar una alternativa que no siempre nos lleve a ser los dueños de la verdad. Tenemos que aprender a restarnos de la hipocresía, para que podamos verdaderamente ser misericordiosos, así como nuestro Padre es misericordioso (Lc 6,36), como lo escuchábamos el domingo pasado.

 


Hermanos, les comparto un versículo con un mensaje muy especial, que encierra la respuesta a esta interrogante ¿Qué debemos hacer?. San Mateo nos dice: en todo traten a los demás tal y como les gustaría que los traten a ustedes (Mt 7, 12). Sabemos que esto no es fácil, pero también sabemos que, si hay alguien que nos puede “alivianar” el camino, no hacerlo todo él, no caigamos en eso. Lleguemos al Señor para pedirle que nos ayude a cambiar primero nosotros y, luego, pedir por la conversión de los demás.

Que el Señor nos acompañe a todos en este camino, nos mire con sus ojos de misericordia y nos conduzca por las sendas de una vida santa.

 

Fray Benjamín Castro, OFMConv.

viernes, 18 de febrero de 2022

¿Cuál es mi vocación?

 ¿Cuál es mi vocación?

Hace algunos meses atrás, el mundo entero, en especial nosotros en América Latina, nos deleitábamos con la nueva producción de Disney, que, mediante la historia -muy simpática- de la familia Madrigal, que nos enseñaba como la unión familiar puede superar todo obstáculo. Es así como la película “Encanto” quiso también enfocarse en dar a conocer la cultura colombiana, de donde proviene esta familia.


Familia "Encanto".

Quisiera comentarles un poco sobre esta producción, que tuve la oportunidad de ver varias veces, pero siempre con un punto de vista diferente. En la película, como les decía, se muestra a una familia que en un principio lo tenia todo, estaba conformada por un padre, la madre, los niños, etc. De pronto, como en cualquier familia, ocurre un momento difícil, en este caso una tragedia, que hace atormentar el futuro de cada uno de ellos (muere el padre de familia).

Allí adquiere protagonismo la señora Alma (soplo de vida, según la Biblia) quién se encarga de sacar adelante a su familia sin tener la compañía del esposo. Es ella quién los guiará, bajo una luz especial que emana desde un cirio que les hace tener esta “seguridad”. Cada miembro de la familia es dotado de un don particular, por el cual son llamados a servir en el pueblo donde están: uno tiene el don de la fuerza, otro de oír más allá, otro de sanar las aflicciones, entre muchos otros.

Es aquí donde primeramente quiero referirme a la vocación, para darla a conocer de una perspectiva diferente: el Señor llama a cada uno de nosotros de una manera distinta a hacer algo distinto, pero, lo que nos une es que esto, a lo que él nos llama, es para ponerlo al servicio de los demás.

En la película podrán ver cómo, en un principio, se muestran necesidades: los burros se escapan, hay gente triste, las cosechas no van tan bien, entre muchas otras que también en este tiempo vemos: desigualdad social, gente con necesidad de ser escuchada, atención a los más pobres, entre muchas otras más.

Dentro de la familia Madrigal, hay una joven llamada Maribel, quién no tuvo la fortuna de recibir este “don mágico” para ponerlo al servicio de los demás, o así se hace entender en un principio de la cinta, sin embargo, el mensaje con una sorpresa incluida, se hace saber al final, cuando ella descubre que su “poder” es el unir a quienes están separados. De ahora en adelante, será ella quién guiará al grupo familiar.

Sra. Alma y la luz de un cirio

Ustedes se preguntarán ¿Qué tiene que ver todo esto con la vocación?, si lo miramos a simple vista no tiene ninguna concordancia. A partir de esta idea de la que han hecho una película, podemos nosotros desde una mirada de fe, hablar de vocación. Así como cada miembro de esta familia recibió un don particular, así también nosotros lo hemos recibido por gracia de Dios. El problema está cuando muchos aún no entienden o comprenden para qué han sido llamados o cual es su misión en este mundo, si pensamos en esto, estamos en los zapatos de Maribel, esta joven que se sintió muchas veces desolada e incomprendida por su entorno por ser “la diferente” de la familia. Poco a poco, ella fue dándose cuenta cual era su “don” o llamémoslo “vocación”, a partir de una necesidad. Normalmente también nosotros actuamos así: a quién le gusta enseñar, sabemos que será profesor; a quién le gusta la salud, sabemos que será medico; a quién le gusta ayudar a la gente, sabemos que será asistente social… pero, ¿cuál es la función del religioso? ¿Barrer, enseñar, predicar, cocinar? Si les contara todo lo que se puede hacer, me faltaría papel o espacio dentro de este blog. Quién está llamado a ser religioso, ante todo es llamado por el Señor a una misión que sí, puedes llamar especial, porque no es para todos, pero en ella, estás invitado a hacer muchas cosas: servir, enseñar, predicar, por decir algunas. No podemos, muchas veces “mirar a huevo” algo sin conocerlo previamente, porque los prejuicios son capaces de matar aquello que nos gustaría conocer “más de cerca”.

Un grupo de joven frailes en formación.


Les invito, de forma especial a quienes aún no tienen clara su vocación o lo que sienten, a experimentar, a probar, para que en este espacio especial que nos da la vida, podamos comprender qué es lo que sentimos o para qué hemos sido llamados, lo importante es que cuando estemos seguros seamos felices en ello, esta es la prueba de que estamos haciendo las cosas bien y que para allá va nuestra ruta. Una herramienta, por llamarlo así, que les ayudará muchísimo es un guía espiritual, alguien que te escuche, con experiencia y que esté unido a la fe, para que esto que sientes sea lo que Dios ya ha pensado para ti. Un guía espiritual te brindará desde la sabiduría de la vida un consejo, una idea para orientarla a tu proyecto. Ten siempre en cuenta, todos tenemos un talento, un ideal, una vocación, solo falta encontrarla, buscarla si es necesario. Afirmo nuevamente, tienes un gran don en ti, porque Dios te amó primero y te eligió para hacer una buena obra a partir de eso.

Por último, les invito a ver esta cinta y, luego de estas ideas, también ustedes reflexionar al respecto sobre aquello a lo que han sido llamados, les gustaría hacer o ya están haciendo.

Que el Señor y María Santísima les acompañen.

 

Fray Benjamín Castro. OFMConv

viernes, 11 de febrero de 2022

6° Domingo T.O. - Año C.

“Alégrense y llénense de gozo”

Evangelio: Lucas 6, 17,20-26

 

En la lectura del Evangelio de esta semana, Jesús continúa su ministerio público en Galilea y sus alrededores. Jesús ha encontrado una llanura, donde se ha reunido una gran multitud de personas. La gente ha viajado hasta ese lugar desde tan lejos como Tiro, en Sidón, y también desde la ciudad santa de Jerusalén, unos 145 kilómetros al sur. La multitud ha sido atraída a Jesús, el sanador. La gente está tratando de tocarlo para que su poder curativo pueda sanarlos. Pero el objetivo de Jesús no es la curación de la gente, sino enseñar. Y la enseñanza de este momento en muy importante porqué es el programa de vida del discípulo. Jesús no realiza tal discurso en la sinagoga, en un lugar sagrado, sino al aire libre, donde se vive, dónde se trabaja, donde se sufre.

Jesús pronuncia este discurso después de haber estado en oración toda la noche: “…se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles”. Solamente después de la elección de los discípulos inicia este hermoso discurso llamado de “la llanura” (o mas bien conocido como las Bienaventuranzas).

¿En qué consisten estas palabras pronunciada por Jesús? Es un discurso catequético; Jesús estaría haciendo una catequesis a sus discípulos.

Jesús piensa y vive desde el mundo de los pobres y piensa y vive desde ese mundo para liberarlos. Así debemos entender el mensaje de hoy. Es en el mundo de los pobres, de los que lloran, de los perseguidos por la justicia, donde Dios se revela. Y lógicamente, Dios no quiere, ni puede revelarse en el mundo de los ricos, de poder, de la ignominia. El Reino que Jesús anuncia es así de escandaloso. No dice que tenemos que ser pobres y debemos vivir su miseria eternamente. Quiere decir, sencillamente, que si con alguien está Dios inequívocamente es en el mundo de aquellos que los poderosos han maltratado, perseguido, calumniado y empobrecido.

 

Es por este motivo que para San Francisco de Asís, estas palabras de Jesús son iluminadoras e liberadoras, tanto que él mismo compone unas “Admoniciones” que toman su inspiración en estas Bienaventuranzas, pero con un toque particular, dando énfasis a la “pobreza de espíritu”, es decir la pobreza interior.

La pobreza interior es y será el núcleo y eje central de toda ascesis franciscana, de todo el ser y actuar franciscano: vivir «sine proprio», sin nada propio. Y esto quiere decir pura y simplemente: no yo, nada para mí; Dios, sólo Dios, todo para Dios, él es la única riqueza a saciedad. Renunciar a todo, en el sentido de desprendernos, abandonar todo, incluso a nosotros mismos; desapropiarnos de nuestros deseos, exigencias y pretensiones; no apropiarnos de nada ni retener nada para nosotros mismos.

Las palabras de Jesús y las de nuestro San Francisco nos invitan al desprendimiento de todo y al mismo tiempo mostrar por las obras los bienes de Dios. San Francisco indica con toda claridad que lo decisivo en el Reino de Dios no consiste en hablar piadosamente, sino en hacer lo que debemos, respondiendo al don de Dios. Por tanto, no olvidemos nunca que para nosotros, discípulos de Jesús, nuestro actuar, nuestra vida, son más decisivos que las palabras bonitas.

Si quieres conocer mas las admoniciones de San Francisco de Asís, la puede encontrar en este enlace:

http://www.fratefrancesco.org/escr/148.adm.htm

 

P. Fabrizio RESTANTE OFMCONV. 


viernes, 4 de febrero de 2022

Domingo 5° T.O. -Año C.

"No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres".

Evangelio: Lucas 5, 1-11 

Los Evangelios concuerdan al referir que la llamada de los apóstoles marcó los primeros pasos del ministerio de Jesús, después del Bautismo recibido del Bautista en las aguas del Jordán. El evangelista Lucas muestra el camino de fe de los primeros discípulos, precisando que la invitación al seguimiento les llega después de haber escuchado la primera predicación de Jesús y de haber asistido a los primeros signos prodigiosos realizados por él. De este modo se explica mejor la pronta respuesta de sus discípulos.

Pescadores (web).

La llamada de los primeros discípulos tiene lugar en un contexto de vita cotidiana: hay algunos pescadores sobre la orilla del mar de Galilea, los cuales, después de una noche de trabajo sin pescar nada, están lavando y organizando las redes. Jesús se encuentra a orilla del mar y la multitud lo rodea para escucharlo. El número de los oyentes implica un problema práctico. El Maestro ve las dos barcas varadas en la orilla y pide permiso para subir a la barca de Simón y le ruega que la aleje un poco de tierra. Sentándose en esta cátedra improvisada, se pone a enseñar a la muchedumbre desde la barca. Cuando terminó de hablar, le dice a Pedro que se adentre en el mar para echar las redes. Jesús era carpintero, no experto en pesca, pero Pedro ya había conocido a Jesús y había experimentado el poder prodigioso de su palabra. Como pescador que conoce a su oficio apela a su experiencia y expone su desilusión: “Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos pescado nada”, pero va más allá y añade. “si Tú  lo dices, echaré las redes”. Pedro a pesar de su larga experiencia como pescador se fía de este joven Rabino, que no le da respuestas sino que lo invita a fiarse de él. Antes la pesca milagrosa Pedro reacciona con asombro y temor: “Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador”. El signo prodigioso le convence de que Jesús no es sólo un maestro formidable, cuya palabra es verdadera y poderosa, sino que Él es el Señor, es la manifestación de Dios. Esta cercana presencia despierta en Pedro un fuerte sentido de la propia mezquindad e indignidad, pero la respuesta de Jesús a Simón Pedro es tranquilizadora y decidida,  invita al futuro discípulo a la confianza y a abrirse a un proyecto que supera todas sus perspectivas: “No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres”.

Pescadores de los hombres

La aventura de los apóstoles comienza así, como un encuentro de personas que se abren recíprocamente. Para los discípulos comienza un conocimiento directo del Maestro. Ven dónde vive y empiezan a conocerlo. En efecto, no deberán ser anunciadores de una idea, sino testigos de una persona. Antes de ser enviados a evangelizar, deberán “estar” con Jesús (Mc 3,14), entablando con él una relación personal. Sobre esta base, la evangelización no será más que un anuncio de lo que se ha experimentado y una invitación a entrar en el misterio de la comunión con Cristo (cf. 1 Jn 1,3).

 

Fray Fabio MAZZINI, OFM Conv.

Retiro Espiritual Anual de la Delegación

Del 3 al 9 de marzo de 2024, en el Monasterio de las Monjas Trapenses de Quilvo - Curicó, se llevó a cabo el retiro espiritual anual de los ...