
Como fraile, ya pasé más de la mitad de mi vida en la familia franciscana,
y quizás, tal vez como tú, yo tampoco comprendo en totalidad el porqué de mi
vida. Aceptando vivir la vida cristiana como franciscano, no se me aclararon en totalidad las dudas que tenía desde antes,
pero se me abrieron los ojos a preguntas
más importantes. En el momento en que
encuentro un obstáculo en mi vida, la primera pregunta, ya no es más
“¿por qué?” sino “¿para quién?” Los franciscanos me enseñaron a distinguir las prioridades de mi vida. Cuando
amo, encuentro las fuerzas necesarias para enfrentar todo. Y hay que amar todo,
porque Cristo amo todo y a todos. San Francisco entendió bien este aspecto del
amor, buscando la presencia de Dios en todo lo creado - la realidad visible –
pero sin quedarse atrapado en lo creado, así como le pasó, en la primera parte
de la vida a San Agustín de Hippona. En sus obras literarias, San Francisco
ocupó expresiones como “hermano sol, hermana luna, hermana muerte, etc.” Nadie
podría llamar hermana a la muerte, si no aprendió a amarla.
El Señor nos dice en este domingo que Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Si te falta alguno de estos tres
elementos, entonces todavía no lo conoces, como tampoco lo conocieron sus
discípulos. Ser franciscano, no te hace perfecto, pero te ayuda a caminar
en tu vida hacia la verdad siendo un “alter Christus”.
![]() |
"Señor, muéstranos al Padre y nos basta"
(Jn. 14,8). P. Marco Tasca O.F.M.Conv,
nuevo elegido como obispo de Genoa- Italia.
|
Aprendamos este domingo, siendo ayudados por san Francisco de Asís, a
cómo conocer y reconocer la presencia
real de Jesús en nuestros hermanos y cómo
transformarnos nosotros mismos en “otro Cristo”. El mundo necesita
ardientemente cristianos, hombres y mujeres, que con sus vidas hagan visible el
Dios que no vemos.
¡Paz y Bien!
Fray Irinel DOBOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario