Evangelio según san Lucas (24, 35-48).
¡“La paz esté con ustedes”! (Lucas 24, 36)
Es el saludo que en el primer día de la semana Jesús Resucitado dirige
a los discípulos que se encuentran encerrados por temor de tener la misma
suerte que Él.
El texto bíblico de este domingo es la continuación del bien conocido episodio de los discípulos de Emaús, en el cual, el mismo Jesús se hace peregrino a los dos incapaces de reconocerlo.
En el evangelio encontramos a los discípulos juntos con los demás
compartiendo de lo que le había pasado en el camino y cómo habían reconocido al
mismo Maestro en la fracción del pan. Mientras hablaban, Jesús aparece
nuevamente y los saluda con una sola palabra: Shalom.
Esa palabra significa «que la paz de Dios venga sobre todos ustedes». Los discípulos están aterrorizados. Están seguros de que ven a un fantasma. Jesús los
invita a observar su cuerpo, a explorar las heridas que los clavos dejaron en
sus manos y examinar su costado perforado por la lanza.
Shalom significa mucho más que un
simple deseo para la paz, una esperanza por la ausencia del conflicto o la
lucha. Es una palabra de «acción» que expresa la intención de
Dios para nuestra vida.
En los labios de Jesús, «Shalom» llega a ser una
oración para que la esperanza, la salud y la prosperidad vengan sobre los que
están reunidos. Hay un significado poderoso tras este saludo simple. Jesús les
desea a sus discípulos integridad y bienestar en este momento de temor y duda.
También nosotros en este tiempo de dudas y temor en el cual vivimos, queremos
invocar sobre cada uno de nosotros, nuestras familias y el mundo la “Shalom”,
la Paz de Jesús para que nos sostenga y reconforte.
Como siempre, nuestro hermano Francisco
de Asís, por su deseo de imitar en todo a Jesús, utiliza el mismo término del
Resucitado. Amó recordar en su “Testamento” este saludo
pascual que había caracterizado toda su existencia después de la conversión: "El señor me reveló que dijéramos este saludo: El Señor te dé la Paz".
Por eso, en
toda su predicación iniciaba sus palabras con el saludo que anuncia de la paz.
Qué bonito
sería que también nosotros en los saludos, pudiésemos utilizar esta hermosa
expresión: El Señor te dé la Paz, como palabra que reconforta y sostenga en el
camino de la vida.
A ti hermano/a
que lees estas palabras te deseo que ¡El Señor te dé
la Paz!
Fray Ramón ZAS GARCÍA OFMConv.
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