“Mientras estaba orando…” pasaron milagros
Evangelio: Lucas 3, 15-16. 21-22
Estamos finalizando ya el periodo litúrgico de la Navidad con el domingo del Bautismo del Señor Jesús. En el Jordán llega como uno de tantos y se pone en fila esperando su turno para ser bautizados.
Como
nos dice el evangelista Lucas “El pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban
si Juan Bautista no sería el Mesías” (Lc
3,15). Juan es un profeta poderoso en su palabra y llamaba la atención,
pero es también honesto y elimina cualquier duda, diciendo claramente que no es
él el Mesías sino solamente el que bautiza y prepara su venida.
“Todo el pueblo se hacía bautizar,
y también fue bautizado Jesús” Lc 3,21). Él ha llegado
entre los pecadores y desde allí quiere empezar la salvación. No tiene ni
miedo, ni rechazo para la fragilidad humana sino se hace solidario los
pecadores.
Es significativa la
actitud de Jesús que „estaba orando”,
era en diálogo con el Padre para conocer su voluntad. Como siempre en la oración
suceden cosas hermosas, mientras Jesús ora.
a)”Se abrió el
cielo” (Lc 3,21). Desde casi dos
siglos no había profetas, Dios no hablaba, se pensaba que está enojado por los
pecados del pueblo. Los israelitas oraban: „No te irrites tanto, no recuerdes siempre nuestra
culpa, mira que somos tu pueblo… ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!” (Is 64,8; 63,9).
Con el comienzo de
la vida pública de Jesús se abre el
cielo. Evangelista Lucas nos da una gran y alegre noticia: Dios ha oído la
súplica de su pueblo, ha abierto el Cielo para ya no cerrarlo más. Se ha puesto
fin para siempre a la enemistad entre el Cielo y la tierra. La puerta de la
casa del Padre permanecerá eternamente abierta para dar la bienvenida a todo
hijo que quiera entrar.
b) „El Espíritu Santo descendió sobre el, como una paloma” (Lc
3,22). El Espíritu, se posa
sobre Jesús como una “paloma”, todo
ternura, afecto y bondad. Jesús es el nido donde el Espíritu habita. Movido
por el Espíritu, Jesús se acercará siempre a los pecadores con la dulzura y la
amabilidad de la paloma.
c) „Una voz del cielo: „Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección” (Lc 3,22). El Padre presenta a su Hijo a quién ama y confirma que realmente Jesús es la imagen auténtica de Él. En su vida pública Jesús será misericordioso como el Padre, va a hablar y actuar en perfecta sintonía con Él. Según la mentalidad semítica un hijo representa a su padre. Jesús va a decir a Felipe: „El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9)
San Francisco,
hombre de oración, siempre atento a la inspiración divina, en sus momentos de
duda, le preguntaba a Dios: „Señor, ¿qué quieres que haga?" (TC 6). En la oración recibía
la respuesta a sus preguntas inquietantes, porque siempre en el diálogo con
Dios encontramos la luz para los pasos de nuestra vida.
Jesús vivió
plenamente su vocación de revelar el rostro del Padre y de dar la vida para
salvarnos. Como san Francisco podemos caminar detrás del Maestro y aprender de
Él como realizar mejor y plenamente nuestra vida y nuestra misión en este
mundo.
Fray Augustín BUDAU, OFM Conv.
El Espíritu Santo que aleteaba sobre las aguas al inicio de la creación, desciende sobre el Hijo, en Él hemos sido transformados en nueva creación, en nuevas creaturas y por gracia en nuevos hijos e hijas muy amadas. Ese amor nos sostenga y seamos signo en medio de todos nuestros hermanos y hermanas. Vivamos nuestro bautismo y cada vez más unidos a Jesús, orando y viviendo. Paz y Bien. Gracias hermano Agustín.
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