Estamos empezando este tiempo
particular de la Iglesia, el tiempo de cuaresma en preparación de la
celebración de pascua de resurrección de Jesús de la muerte. La cuaresma que
dura cuarenta días, tiene un doble sentido: penitencial y bautismal. Y la liturgia nos invita a tres prácticas religiosas
importante: la oración, la limosna y el ayuno.
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Los hermanos en oración. |
El papa
Francisco en su mensaje por la cuaresma de este año nos presenta la oración como un dialogo indispensable
con Dios y nos dice concretamente: Es saludable contemplar más a
fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios.
La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a
cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan
importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos
sostiene. De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin
merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente
cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para
convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad.
Así pues, en este tiempo
favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf. Os 2,16), a fin de poder escuchar
finalmente la voz de nuestro Esposo, para
que resuene en nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos
dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia
gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la
ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo
de nuestra conversión a Él.
Presentamos también la limosna que desde siempre ha sido considerada como una virtud
cristiana, porque la limosna es un acto de amor, de caridad, de
desprendimiento, de entrega, es decir, de amor a Dios y al prójimo necesitado de ayuda. En este sentido, la limosna es un acto
de misericordia, por amor a Dios es compadecernos de la miseria del prójimo y
tratar de remediarla. Resulta claro que la limosna o la caridad es un acto de
amor y es también mucho más, es un estilo de vida entregado generoso que no
piensa en sí mismo sino busca el bien del otro y que llega hasta dar la vida
para el hermano. En este tiempo de cuaresma no tenemos miedo a entregarnos
completamente al Señor. Atrevámonos con nuestra vida a tomar decisiones
importantes y radicales para ser felices y seguir al Señor donde él quiere que
vayamos.
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Practicar la justicia significa dar ración a cada persona para vivir bien. |
Finalmente reflexionamos
sobre el ayuno y vemos concretamente cual es el ayuno que agrada a Dios con
el profeta Isaías. Este es el ayuno que yo amo
-oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos
los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin
techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocupes de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar;
delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: “¡Aquí
estoy!”. Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra
maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu
luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía (Is 58,6-10). En
este texto de Isaías vemos con más claridad cuál es el ayuno que agrada a Dios.
Dejar de comer por dejar de comer no tiene ningún poder o efecto espiritual
sobre nosotros. Con estas palabras de Isaías vemos que el ayuno debe ir
acompañado por actos de justicia (romper las cadenas de la
injusticia, poner en libertad a los oprimidos). También debe resultar en
acciones que muestren cuidado y amor por los demás (compartir tu pan con el
hambriento, dar refugio a los pobres sin techo). Lo que obtendrían al obedecer
y ayunar con la actitud correcta sería la sanidad que Dios les daría. La gloria
del Señor estaría con ellos, gozarían de su cuidado, de salud, y tendrían
muchas bendiciones.
Siempre necesitamos el faro para navegar mar adentro de nuestra vida |
Entonces en este tiempo de preparación a la Pascua ¿Quieres acercarte más a Dios? ¿Deseas
recibir dirección para alguna decisión? ¿Estás pasando por un tiempo nuevo en
tu vida? Puede que la cuaresma sea un buen
momento. Pregunta a Dios en la oración cuál es su deseo para ti. Verifica con
tu padre espiritual cuál es la mejor forma para realizar la voluntad de Dios.
No olvides nunca que el Padre anhela que nos acerquemos a él y nunca rechaza a
los que les buscan.
Paz y Bien!
ResponderEliminarPaz y bien
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