viernes, 29 de octubre de 2021

Domingo 31° - T.O. Año B.

Escucha… y Ama.

Evangelio: Mc. 12,20-31

 

Saliendo de Jericó, Jesús encuentra al ciego Bartimeo que pide con toda su fuerza que “tenga piedad de él” diciéndole: “Maestro, que yo pueda ver” (Mc 10,31). Esto, en seguida, comenzó a ver y lo siguió por el camino. Continuando su peregrinación, entra en Jerusalén y cumple varios signos proféticos (por ejemplo la purificación del templo) que provoca mucha tensión con las autoridades religiosas.

Un maestro de la ley se acerca a Jesús para preguntarle sobre un tema importante para los líderes religiosos: “¿Cuál es el primero de los mandamientos?” (Mc 12,25). Se trataba de elegir uno de los 613 mandamientos y no podía ser fácil. Jesús le contesta con mucha claridad apuntado sobre lo esencial de toda la Biblia: “«Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tu amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas» Es segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»” (Mc 12,20-31)

"Escucha Israel: El Señor nuestro Dios
es el único Señor".


Antes de “amar” Jesús recuerda que existe el verbo “escuchar” que abre el corazón y el oído a lo que Dios es y lo que quiere decir. El es el “único” que sabe amar de verdad y es el origen del amor. El hombre que escucha a Dios va a entender que es amado; por ser amado recibe la capacidad de amar.

San Francisco hizo la profunda experiencia de ser amado por el Dios que es Bueno, Misericordioso, que entrega a su Hijo Jesús para mostrarnos hasta donde llega su amor. El llora y dice a todos que el AMOR NO ES AMADO. Un día contemplando este amor, ora así: “Te suplico, Señor, que la fuerza abrasadora y dulce de tu amor absorba de tal modo mi mente que la separe de todas las cosas que hay debajo del cielo, para que yo muera por amor de tu amor, ya que por amor de mi amor tú te dignaste morir” (FF, n. 277).

Escuchando y mirando a Jesús entendemos cuánto y cómo nos ama Dios. Además cuál es la manera correcta de amar. En la vida de Jesús, hacer la voluntad del Padre pasa por hacer de la vida una entrega de amor a los hermanos, si fuera necesario hasta la donación total de uno mismo. Así, en la perspectiva de Jesús, “amor a Dios” y “amor a los hermanos” están íntimamente interconectados. No son dos mandamientos distintos, sino dos caras de una misma moneda. “Amar a Dios” es cumplir su proyecto de amor, que se concreta en la solidaridad, el compartir, el servicio, la donación de la vida a los hermanos. Las palabras “como a uno mismo” no significan especie de condición, sino que es preciso amar totalmente, de todo corazón.

"Amar a Dios, a uno mismo y a los demás"


El Evangelio de este domingo pone las cosas en su lugar: lo esencial es el amor a Dios y el amor a los hermanos. En esto se resume toda la revelación de Dios y su propuesta de vida plena y definitiva para los hombres. Francisco entró en esta lógica del amor de Dios que se extiende, crece y envuelve a todos. Amamos porque Dios nos amó el primero, amamos a los demás porque son amados por Él y son un don para nosotros. 

Gracias Señor por amarme y gracias por darme la capacidad de amar.

 

Fray Augustín BUDAU OFM Conv.

viernes, 22 de octubre de 2021

Domingo 30° - T.O. Año B.

¡Vete, tú fe te ha salvado!

Evangelio: Mc. 10,46-52

 

Un mendigo ciego, una calle, Jesús que pasa, un grito, un grito más fuerte, una curación. Con estas pocas palabras podamos resumir el evangelio de este domingo que parece describir muy bien, a través de la historia de este hombre, los riesgos que cada uno de nosotros cometemos.

Cada ser humanos puede quedarse bloqueado y pararse en el camino cuando no ve más un sentido, una motivación, un horizonte.

Cuando eso pasa es usual mendigar la vida y no vivirla, “balconear” como dice papa Francisco, no tener el control de la dirección de nuestra vida, sino subir los acontecimientos sin enfrentarlos.

¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!


“Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno. se puso a gritar: ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mi!

No es una oración compuesta, ordenada, a voz baja. No es una oración con estilo y equilibrio. Es una oración gritada, un grito de quien está desesperado y que ve la posibilidad de cambio. Ese hombre percibe la presencia de Jesús y cree que el encuentro con El puede cambiar su vida.

La misma dinámica que vivió Francisco de Asís ciertamente de manera diferente: Francisco no estaba enfermo y al mismo tiempo tenía una vida feliz, pero tuvo una inquietud que cambió su vida. Por un tiempo también Francisco estuvo como parado: perseguía el sueño de ser caballero, también cuando empezó a darse cuenta que era un sueño vacío, que no podía más llenar el horizonte de su vida.

El Señor paso en la vida de Francisco a través del leproso y como Jesús cambió la vida del hijo de Timeo-Bartimeo, así el leproso cambió la vida de Francisco: “Y al apartarme de los mismos, aquello que me parecía amargo, se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo”.

Francisco vence lo que le “parecía amargo” baja del caballo y abraza al leproso, el hijo de Timeo-Bartimeo supera la muchedumbre que le pedía que se callara y no le permitían que Jesús lo escuchara.

Jesús a escuchar el grito del mendigo ciego se detiene y lo llama. Jesús escucha nuestros gritos y nuestras oraciones, por eso no tenemos que cansarnos de llamarlo “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros!”.

Nunca tenemos que parar o callarnos “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros!”

Tenemos que enfrentar lo que nos bloquea y no nos permite  ir adelante, tenemos que darnos cuenta del Señor Jesús que pasa en nuestra vida y historia.

"... arrojando su manto, se puso de pie
de un salto y fue hacia Él"


Como Francisco vio en el leproso a Jesús o como el hijo de Timeo-Bartimeo que se enteró que Jesús estaba pasando por allí. Si nosotros llamamos a Jesús, si perseveramos en nuestras oraciones el Señor se detiene y nos llama. También a nosotros el Jesús nos dice “¿Que quieres que haga por ti?” y también nosotros como el mendigo ciego tenemos que contestar: “¿Que yo pueda ver?”, que podamos ver cual es el bien,  lo que nos impide  seguir adelante en nuestra vida, cual es nuestra vocación, que podamos ver nuestros pecados que nos llevan lejos de Jesús.

Si pedimos eso a Jesús también a nosotros el nos dirá “Vete, tu fe te ha salvado”. Entonces también nosotros comenzaremos a ver con más claridad y así podríamos segur al Señor Jesús por el camino.

 

 

fray Matteo Martinelli OFMConv

lunes, 18 de octubre de 2021

Noviciado FALC 2021: Testimonio del hermano David

 Morir para encontrar la vida, la vida en abundancia.

Novicios de la FALC en Colombia

 

Voy a narrar la historia de fray David y su experiencia de noviciado, no sin antes alabar al Dios Altísimo, al Dios Trino y Uno y el más fascinante autor de la vida, misterio que cada ser en la creación encierra y por lo tanto escribir como leer estas líneas sin su gracia no me serian posibles. Éste hermano que como pajarillo que encontró abierta la puerta de su jaula y extendió las alas a la libertad, ha venido desde el corazón de América, es decir de las más profundas Honduras, él como sus hermanos comprende una historia, unos eventos que marcaron su rumbo, se podría decir: que atravesó el desierto de la soledad, una parte del mar incomprensible del mundo y la oscuridad aterradora de la muerte espiritual, sin embargo, tal como una semilla que se abandona a la profundidad del suelo aprende a conocerse, a morir a si mismo para germinar una vida en Dios, Sumo Bien.



Se puede decir que esta avecilla en su viaje migratorio descendente, de Costa Rica a Colombia ha descubierto el camino secreto más allá del tiempo y del espacio, el valor esencial en las pequeñas cosas y la apertura a los momentos inesperados y de la grandeza de la pobreza de espíritu. Ha alzado el vuelo con libertad para responder a un llamado a vivir el Evangelio como lo enseñó Jesús y nos lo recordó San Francisco de Asís, en esta porción de espacio y tiempo se ha detenido a vivir el noviciado o tiempo de probación, al que yo elijo llamar “tiempo de encarnación”; debido a las tres etapas recorridas en este año:

En primer lugar, la adaptación, tanto a una porción de tierra y un momento histórico especifico sino también a personas concretas, “el Señor me dio hermanos” (Testamento, 14), dones de Dios con nombres inolvidables: Fr. Pedro Pablo (Maestro), Fr. Julián y Fr. Camilo (miembros del equipo), y luego los hermanos Pedro, Héctor, Alfredo, Neider y Benjamín. con los hermanos David ha dejado manifestar la fragante belleza de la fraternidad, cual rosa también encierra la dolorosa penitencia de las espinas, pero, que sin objeciones le queda claro que pretender vivir el evangelio alejado de los hermanos sería un acto despreciable.



En segundo lugar, la asimilación, integrar cuanto son en obediencia a un proyecto de Dios y a su voluntad, para conocer el carisma franciscano y en una vida sencilla sin propio donarse al servicio de los hermanos, y en castidad y madurez afectiva amar sin límites, para propiciar un anticipo del Reino de los Cielos en esta tierra. También le implicó paciencia para aprender a valorar el hacer su cordón y su corona.

Se encuentran en la etapa de consolidación, periodo en que se preparan para recibir el hábito franciscano y para dar firmeza a esta decisión desde la gracia de Dios, una respuesta orada e interiorizada con todo el ser, convencerse que Jesús ya mostró el camino a seguir y que la vida consagrada hoy debe ser signo de contradicción, verdaderos apóstoles que saben permanecer con el Maestro y dan testimonio con sus vidas. Y que finalmente con el eremitorio fraterno descubrieron al hermano como la más grandiosa mediación para crecer en los frutos del espíritu y el campo diario donde se refleja la vivencia del Evangelio.



Y así va el hermano David volando y soñando con la libertad de los hijos de Dios, él sabe que es el que a necesitado morir para encontrar la vida, la vida en abundancia.


sábado, 16 de octubre de 2021

Domingo 29° - T.O. Año B.

Maestro, queremos que

Evangelio: Marcos 10, 35-45

 

En el evangelio de hoy Jesús como en el evangelio del domingo pasado se muestra como un MAESTRO, un GUÍA ESPIRITUAL para quien quiere seguir sus pasos. El domingo anterior era el joven rico, que con su anhelo de Dios se acerca a Jesús para  pedir un CONSEJO sobre cómo obtener la vida eterna, la vida en abundancia, pero no se sintió capaz al escuchar que debía despojarse de lo que le daba seguridad, el dinero. Con la pregunta hecha por sus discípulos, Jesús enseña a sus discípulos a despojarse de la idea mundana de salvador para asumir la verdadera.

"¡Maestro, queremos que nos concedas
lo que te vamos a pedir!"


Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron:

Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.

Él les respondió: ¿Qué quieren que haga por ustedes?

Ellos le dijeron: Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria.

(...)el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.

Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.

Los discípulos en el evangelio de Marco hacen un CAMINO DE FE, de conocimiento de Jesús como hijo de Dios. Esto no sucede de inmediato, sino que toma tiempo, lo fueron asimilando poco a poco. Los discípulos se dan cuenta de una forma más completa de que Jesús es el hijo de Dios en el momento de la resurrección. Los discípulos, antes de la resurrección, les costaban entender la figura de Jesús porque contrastaba con la figura de mesías que tenían. Ellos pensaban a un mesías militar que gobernaría Jerusalén. Jesús va más allá de esa imagen, Los hace ver a un lado esa imagen del mesías político-militar por uno que se pone a servir.

A veces tratamos de encasillar a Dios en nuestras categorías, de someterlo a nuestra voluntad para poder satisfacer nuestros intereses mundanos; buenos, pero mundanos y se nos olvida que Dios es mucho más grande, que no se rige por nuestras leyes, sino por las suyas. “Ustedes beberán el cáliz que Yo beberé y recibirán el mismo bautismo que Yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados”.

"Un SÍ con estilo de Francisco"



Beber del cáliz che bebió Jesús significa que como seguidores de Jesús no podemos esperarnos un trato diferente. Ser cristiano hoy no es fácil, ni lo fue también para los apóstoles, es motivo de escándalo para mucho “todavía crees a esas cosas”, motivo de burla para otro.  Jesús no nos enseñó a vivir sin dolor, sin dificultad, basta mirar su vida, sino que nos enseñó a afrontarlas como Él lo hizo "Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que Me siga”, que es la voluntad, el coraje de escoger ser humano a la manera de Jesús, de aprender a sobrellevar las dificultades de la vida con fe.

 

¡Paz y Bien!

Fray Augusto URZUA OFM Conv.

sábado, 2 de octubre de 2021

Fiesta de San Francisco de Asís.

Francisco y el cántico de las criaturas

Durante la enfermedad que sufrió en los ojos, obligan al Santo a que se deje curar, y llaman a un cirujano al lugar. Viene, pues, el cirujano, trayendo consigo un instrumento de hierro para cauterizar; y manda que lo tengan al fuego hasta volverse incandescente. Mas el bienaventurado Padre, animando a su cuerpo, que tiemblaba ya de horror, habla así al fuego: "Hermano fuego, el Altísimo te ha creado dotado de maravilloso esplendor sobre las demás criaturas, vigoroso, hermoso y útil. Sé ahora benigno conmigo, sé cortés, porque hace mucho que te amo en el Señor. Pido al gran Señor que te ha creado que temple tu ardor en esta hora, para que pueda soportarlo mientras me cauterizas suavemente". Al término de esta plegaria hace la señal de la cruz sobre el fuego y queda audaz. El médico toma en las manos el hierro candente y tórrido, los hermanos huyen presa de la compasión, el Santo se ofrece, dispuesto y alegre, al hierro. Crepitante, penetra el hierro en la tierna carne, y el cauterio se extiende, sin solución de continuidad, de la oreja a la sobreceja(Vida segunda de san Francisco de Asís de Tomás de Celano n. 166)

 

No todos saben que san Francisco de Asís en los últimos años de su vida ha sufrido de una seria enfermedad a los ojos que lo llevó a ser prácticamente ciego.

Fue después de esta operación como relata Fray Tomás de Celano que, Francisco compone el cántico de las criaturas. Después de aquella noche de tan gran dolor Francisco quiere agradecer y alabar a Dios con y para todas las criaturas.

"Alabar a Dios en todas sus criaturas..."


Para Francisco todas las cosas, siendo creadas por Dios, son consanguíneas: desde el hermano sol y la hermana tierra pasando por la luna, las estrellas, el viento, el aire, el cielo, el agua y el fuego. En todos estos elementos Francisco reconoce los rasgos del Creador, que es tal porque es Padre.

Francisco contempla en las criaturas la continua obra de Dios en el mundo, por eso alaba a Dios, porque todas las criaturas son obras de Dios. Del cántico de las criaturas podemos aprender que quien alaba no odia, y que quien aprecia ama. Francisco nos invita a agradecer, a decir gracias, porque estás:

Francisco sabe alabar, alaba al Señor por la hermana agua que es tan útil, y humilde y preciosa y casta, por las estrellas que en el cielo las hiciste diáfanas, preciosas y hermosas.

¡Qué ejercicio tan importante saber alabar por nuestros hermanos y hermanas como Francisco alaba a las criaturas! No es un ejercicio fácil, es un compromiso que tenemos que llevar adelante cada día. Alabar es bendecir, que significa decir bien: ¡cuánto es valiente decir bien de todas las criaturas! Bendecir nos ayuda a tener un corazón agradecido, capaz de amar.

Tener un corazón agradecido...
proteger la creación.


A través de este ejercicio, Francisco es capaz de bendecir a Dios también por el dolor y la enfermedad. Cuando sufrimos buscamos siempre una causa y un por qué, y Francisco, del dolor y de la enfermedad, aprende a mirar la vida con ojos nuevos, a mirarla de manera diferente.

Francisco llama hermana también a la muerte, porque al final de su vida es un hombre libre, reconciliado con Dios, con los hermanos y consigo mismo, tanto que puede bendecir lo que todos maldicen. Francisco mira el mundo y la vida con ojos diferentes, ojos que saben reconocer la obra de Dios en todas las criaturas: ojos que saben alabar y agradecer.

 

¡Feliz fiesta de san Francisco de Asís!

 

Fray Matteo MARTINELLI OFMConv.

𝐌𝐈𝐒𝐈Ó𝐍 𝐃𝐄 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 𝟐𝟎𝟐𝟒

𝐃𝐞𝐥 𝟐𝟓 𝐚𝐥 𝟐𝟖 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐥𝐢𝐨, 𝐥𝐨𝐬 𝐣ó𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐂𝐮𝐫𝐢𝐜ó 𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐬...