viernes, 13 de noviembre de 2020

Sobre los Talentos

Domingo XXXIII – T.O. Año A.

Evangelio: Mateo 25, 14 – 30

 


El Texto evangélico de este domingo nos ofrece la conocida parábola llamada de los talentos; es un texto tan conocido que la palabra talento, que en tiempo de Jesús era una medita económica, ha pasado en el lenguaje común de hoy a indicar dones o cualidades, pero el sentido del texto nos invita a ir más allá de una mirada a las cualidades naturales de cada persona, para acoger el don de Dios: Jesucristo.

 

La Parábola de los talentos hace parte del V° Sermón en que se divide el evangelio de Mateo y se coloca entre la parábola de las Diez Vírgenes que hemos escuchado el domingo pasado, y la parábola del Juicio Final que escucharemos el próximo domingo. Las tres parábolas nos hablan del adviento del Reino. La parábola de las Diez Vírgenes insiste sobre la vigilancia: el reino de Dios puede llegar de un momento a otro. La parábola de los Talentos orienta sobre el crecimiento del Reino: el reino crece cuando usamos los bienes recibidos para servir. La parábola del Juicio Final enseña como tomar posesión del Reino: el Reino es acogido cuando se acoge a los pequeños.

 


Vamos a ver ahora algunos elementos de la parábola que acentúa el evangelista Mateo.

-         En respuesta a la pasividad de sus comunidades el evangelista resalta la actividad de los dos empleados y la actitud inoperante del tercero. Mateo quiere exhortar a la Iglesia a vivir el presente en una fidelidad activa y creativa, como preparación para el juicio final para que no se deje vencer por la comodidad  y la rutina, y la motivación es muy clara: la recompensa que el dueño da a los dos empleados es la salvación, simbolizada en la alegría de la convivencia con el Señor, una mayor intimidad en la vida del amo, y el castigo por el empleado que no trabajó será la exclusión del Reino.

-         No hay diferencia entre aquéllos que reciben más y aquéllos que reciben menos. Todos reciben según su capacidad, lo que importa es que el don se ponga al servicio del Reino. La clave principal de la parábola entonces no consiste en producir talentos, sino que indica el modo en que se necesita vivir nuestra relación con Dios. Los primeros dos servidores con naturalidad, sin buscar ninguna clase de merito para ellos, comenzaron a trabajar, para que el don recibido fructifique. Sin duda se arriesgan, tomaron decisiones audaces, se atrevieron a los cambios, buscaron…los movía el deseo de responder a la confianza recibida y ser fieles a su amo. El tercer servidor que solo devolvió el talento recibido tuvo miedo, no quiso arriesgar nada, quiso cuidarse y simplemente custodiar lo que había recibido; al final pareciera que nada ha ganado y nada ha perdido; sin embargo lo pierde a todo, precisamente para ser “bueno para nada”. El reino es riesgo. ¡Quién no quiere correr riesgo, pierde el Reino! Dos actitudes entonces: de quienes transmiten lo que han recibido de Dios y de aquellos que guardan para sí lo que el Señor quiso darles.

-         El amo manda quitar el talento al tercer servidor y darlo al que ya tiene: "Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará". Aquí está la clave que lo aclara todo. En realidad los talentos "el dinero del amo" los bienes del Reino, son el amor, el servicio, el compartir, el don gratuito. Talento es todo lo que hace crecer la comunidad y que revela la presencia de Dios. Cuando alguien se encierra en sí mismo por miedo de perder lo poco que tiene,  pierde hasta lo poco que  tiene, porque el amor muere, se debilita la justicia, desaparece el compartir. De lo contrario la persona que no piensa en sí y se da a los demás, crece y recibe sorprendentemente todo lo que ha dado y mucho más.

 

Fray Fabio Mazzini OFM Conv.

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